Desde las neurociencias, una relajación eficiente facilita las habilidades cognitivas como la autorregulación de la conducta, la planificación, la resolución de problemas, la inhibición de impulsos, la automotivación, el pensamiento lateral, etc.
La práctica constante de la relajación-atención mejora la percepción (visual- auditiva), la atención, la memoria, la creatividad y el razonamiento, facilitando los aprendizajes.
Generar una rutina de relajación diaria activa circuitos cognitivos que predisponen una actitud participativa y autorregulada en las actividades escolares.